lunes, 23 de febrero de 2009

“Somos coyas, con mucho orgullo”

Con 70.000 afiliados, una extraordinaria capacidad de trabajo y un creciente poder político, la organización Túpac Amaru es un fenómeno social y cultural en Jujuy. Su conductora, Milagro Sala, desdeña ser candidata, reivindica a Evo Morales y sus raíces aborígenes y critica la “politiquería barata”.

–¿Cuál es el balance que hacen de 2008?

–Muy positivo. Publicamos un anuario con todas las cosas que hicimos. Inauguramos la Sede Central, que tiene consultorios de todo tipo y hasta un tomógrafo, porque para nosotros la salud es primordial; la sede, además, tiene un polideportivo, pileta y un museo. Hicimos la Red de Organizaciones Sociales de Jujuy y armamos la Constituyente Social, a la que vinieron dirigentes de todo el país, de Latinoamérica y del mundo. Y también inauguramos la Cooperativa Textil, donde trabajan 400 compañeras. Las fábricas que tenemos son un orgullo; no son recuperadas, fueron construidas con muchísimo esfuerzo y ganas, pensando en el futuro. En la organización decimos que hay que ser conducción pero en serio, tratando de beneficiar a los compañeros que lo necesitan. Porque es fácil ser conducción cuando te dan todo de arriba: lo hemos visto en varios casos. Hay sectores políticos que se quejan porque nos dan plata, pero te ponés a ver y a muchos sectores les han dado, y quizá más que a nosotros.

(...)

–¿Cuántos afiliados tiene Túpac Amaru, y cuántas personas trabajando? ¿Qué sueldos tienen?

–Según el trabajo de cada uno, de 800 para arriba. Hay compañeros que llegan como a 2000. Tenemos 70.000 afiliados y alrededor de 4500 trabajando. No nos conformamos sólo con vivienda: por ahí vamos a Buenos Aires a hacer otra clase de trabajos, cunetas, veredas, escuelas.

–¿Qué fabrican en la textil, cómo les está yendo?

–Bien. Tenemos un convenio con Nación: hacemos 30.000 guardapolvos por mes; nos los dan cortados y acá los armamos. Pero en realidad fabricamos toda clase de ropa. Y tenemos algunos convenios en Salta, en Tucumán. En las distintas fábricas que tenemos en Jujuy nos piden ropa de trabajo. Nos damos un año para poder entrar en el mercado comercial. Lo mismo nos está pasando con la fábrica de bloques y adoquines, y con la metalúrgica.

–¿Qué produce la metalúrgica?

–Puertas, ventanas, caños. El año pasado salíamos a comprar eso, para las viviendas: éste ya no, los hacemos nosotros mismos. Y también los usan compañeros de otras organizaciones sociales. Hay intercambios: Argentina Grande (una ONG) por ahí nos compra bloques y nos vende bachas y mesadas, que fabrican ellos. Así hemos formado una red de ocho organizaciones. Cuando necesitamos, salimos juntos a pelear obras. Normalmente, cuando se hace una marcha, somos 20.000 compañeros. Para la ciudad es grande. Cuando se hace una convocatoria provincial es cuatro veces más grande. No peleamos solo para la Túpac, peleamos para el que menos tiene. Y no es que estemos construyendo viviendas porque queremos candidatearnos este año, no. Las organizaciones sociales no vamos a candidatearnos a nada, no nos interesan las elecciones, nada.

(...)

–¿Qué planes tienen para este año?

–Tenemos planificados la universidad y construir el secundario en el barrio nuestro, Alto Comedero, donde hoy ya están viviendo cerca de 1400 familias. Hoy estamos teniendo entregadas 2300 viviendas en toda la provincia. A los compañeros que realmente necesitan, ¿no? Entregamos viviendas por intermedio de asambleas de cooperativistas. Hay 900 delegados en la provincia.

–¿Por qué la organización se llama Túpac Amaru?

–Porque es el que representa a nuestros antepasados.

–En la simbología de la organización también aparecen las caras de Evita y del Che Guevara.

–Es que también ellos nos representan.

(...)

–¿Cómo ve la situación en Bolivia?

–La verdad es que es sorprendente el Evo. El representa Latinoamérica indígena. Es nuestra figura ejemplar. Está cumpliendo con lo que había prometido y más. Está ayudando a muchísimos hermanos aborígenes que hasta hace poco no tenían nada y hoy, mínimamente, tienen un subsidio y están empezando a trabajar. Antes de que asuma había mucha mamá, mucha gente que no sabía leer ni escribir. Y hoy es impresionante cómo está trabajando, cómo está impulsando a los jóvenes para que estudien, para que entren en la universidad, para que levanten Bolivia. Se está moviendo, Bolivia. Antes había un sector muy reducido que decidía todo: hoy el Evo está haciendo participar a todos los sectores. Es revolucionario. No hace falta levantar un arma para hacer la revolución. Y el Evo hizo eso. Un cambio social muy fuerte está haciendo. Ellos nos ayudan a nosotros a seguir construyendo un nuevo país, un nuevo Jujuy. Lo consideramos nuestro referente territorial.

(...)

–Fuera del país, suele asociarse al argentino con el porteño o el bonaerense. ¿Se siente argentina, parte de un grupo que es más grande o diverso? ¿Ser coya es ser argentino, también?

–Qué pregunta esa, has metido la mano en un lugar clave. Antes de ser argentina, soy americana. A las banderas las han traído los españoles, los italianos, así como trajeron la cruz. Antes teníamos las whipalas, nuestros sembradío, nuestra propia cultura. La historia que cuentan los libros no es mi historia. La nuestra es de antes de Belgrano y San Martín. ¿Por qué no cuentan cómo nuestros antepasados defendían nuestros apus, cerros, huertas? La historia desde Colón significó esclavitud. Yo me siento de América: antes no había Bolivia, Brasil, Argentina. La división de países la hicieron ellos. Y la levanto a la bandera argentina por una cuestión de... no sé, a lo mejor de patriotismo. Si ya no-sotros somos más América y Argentina que los mismos porteños, que por ahí no tienen una cultura propia con la que identificarse.

–Justo le iba a preguntar por la mezcla. Porque, de hecho, estamos hablando en castellano. Y más allá del avasallamiento histórico, lo cultural incluye cosas terribles y otras también valiosas, que ya formarán parte de su misma identidad.

–No, yo no las quiero las cosas de ellos. La otra vez un antropólogo italiano me decía que nos tenemos que reconciliar. Y yo le decía: “Yo no me tengo que reconciliar con vos. Son ustedes los que nos tienen que devolver todas las cosas que se robaron de nosotros”. De nuestros abuelos. Nos tienen que devolver toda la arqueología que se han llevado para Europa. El día que nos empiecen a devolver, hablemos de reconciliación. Antes no. Yo no fui a invadir Italia o España, a profanarles una tumba para ponerla acá, en una vidriera. Y tampoco maté gente. No maté hermanos de ellos. Ellos sí hicieron eso con nosotros. Y no mataron a uno: a nombre de la liberación, de la cruz, de la reina y de no sé qué carajo más, mataron a muchos. Nos robaron lo más valioso, nos quisieron robar hasta la identidad. Se llevaron todo. Porque los materiales los podés recuperar, pero la identidad, no.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Amor-odio

Aunque tengas nombre de mujer....

Aunque seas tan hostil a veces....

sos bella putarraca!!!





a ver si me tiras una punta....

lunes, 9 de febrero de 2009




Cualquier cosa que pueda escribir...va a sonar demasiado cursi...

Con ustedes: Newell´s de la gente!