domingo, 9 de agosto de 2009
viernes, 24 de julio de 2009
lunes, 6 de julio de 2009
miércoles, 1 de julio de 2009
jueves, 25 de junio de 2009
Destruyendo mitos
El economista coreano Ha-Joon Chang, investigador de
Por Tomás Lukin
“Los países centrales tienen el hábito de recomendar las políticas de liberalización del mercado y el comercio que fueron inútiles cuando ellos se estaban desarrollando”, sostiene Ha-Joon Chang. El economista especializado en desarrollo dialogó telefónicamente con Cash desde su casa en Cambridge, Inglaterra, y enfatizó la necesidad de tener una política nacional de desarrollo que proteja y estimule a determinados sectores productivos. El especialista heterodoxo de origen surcoreano se opone a las políticas de liberalización de la economía y advierte que los países desarrollados le dieron una patada a la escalera y reclaman a las economías periféricas que “hagan lo que ellos dicen pero no lo que hacen o hicieron”. Para Chang, una política de tipo de cambio competitivo es insuficiente para desarrollarse.
Usted estudió el proceso de desarrollo de muchas economías centrales, ¿qué caminos existen para los países de la periferia, hay alguna receta, de qué depende?
–Depende de cada país, de sus características. Si se ve la historia, desde el siglo XVIII en Inglaterra hasta los casos exitosos de las economías en desarrollo de Corea y Taiwán, todos usaron los mismos principios de protección industrial de Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro de Estados Unidos, para desarrollarse. Básicamente, consiste en la protección industrial. Los gobiernos de los países en desarrollo deben proteger y nutrir las industrias jóvenes para que puedan incrementar su productividad y eventualmente competir en el mercado mundial.
Pero los países centrales recomiendan lo opuesto a los de la periferia.
–Los países ricos les imponen a los que están en la periferia el deber de desarrollarse a través del libre mercado, siguiendo supuestamente su camino, pero si se mira la historia es totalmente diferente. Hoy los gobiernos de los países ricos están interviniendo a diestra y siniestra en la economía y esto es totalmente opuesto a las políticas que recomendaban a los países en desarrollo. Las economías centrales tienen el hábito de recomendar las políticas de liberalización del mercado y el comercio que fueron inútiles cuando ellos se estaban desarrollando. Las políticas de libre mercado reducen el crecimiento económico y reinstauran la inestabilidad.
La oposición al uso de políticas proteccionistas o fiscales también se registra al interior de los países y entre los principales socios comerciales.
–Se puede vivir en el mismo país pero no compartir los mismos intereses. Si Argentina quiere desarrollar la industria manufacturera tiene que cobrarle impuestos al sector agropecuario, y a los agentes de esa actividad no les gusta. Los terratenientes son como Thomas Jefferson, primer secretario de Estado y tercer presidente de Estados Unidos, que se oponía fervientemente al programa de desarrollo de una joven industria de Hamilton. El razonamiento de Jefferson es simple, para qué necesitas una industria cuando puedes exportar los productos primarios y comprar en Europa el resto de los bienes que son mejores y más baratos, a diferencia de la ineficiente manufactura yanqui. En algunos casos la reacción es ideológica, apenas ven algún tipo de intervención estatal que no les gusta, se ponen histéricos.
¿Considera que un tipo de cambio competitivo es una herramienta para el desarrollo?
–En el corto plazo hay que mantener un tipo de cambio competitivo que permita mejorar el saldo comercial. Pero en el largo plazo no se puede resolver todo con el tipo de cambio. Sólo es posible mejorar la calidad de vida incrementando la capacidad productiva. Muchos países en desarrollo devalúan sus monedas una y otra vez, pero eso no los hace competitivos.
¿Por qué?
–Devalúan y el tipo de cambio permanece competitivo por un tiempo, pero las ventajas que surgen de una tasa competitiva tienen vida corta y son erosionadas por el mismo superávit comercial que generan. Es necesario mejorar constantemente la estructura de exportaciones para evitar el deterioro. Los trabajadores de automotrices alemanes ganan 30 dólares la hora y el producto alemán es competitivo. Probablemente en Tailandia los trabajadores ganen 5 dólares por hora, pero eso no los hace competitivos, porque la gente quiere autos alemanes. Las monedas altamente devaluadas revelan las debilidades de las estructuras productivas de los países. En el corto plazo estoy de acuerdo en que el tipo de cambio sea competitivo porque permite evitar los problemas de balanza de pagos y las crisis financieras, pero lo que va a determinar el desarrollo o no es lo que se haga con la industria.
¿Una estructura de exportaciones basada en productos agropecuarios puede impulsar un proceso de desarrollo?
–Depende. Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Dinamarca prosperó sobre la base de las exportaciones agropecuarias. No es imposible, pero hay que tener en cuenta que Dinamarca es un país pequeño con 5 millones de habitantes que en ese momento podía exportar a mercados muy ricos y muy cercanos, como Alemania e Inglaterra. No es lo mismo exportar soja para la población urbana china. A diferencia del caso danés, hoy los argentinos son demasiados como para sostener una mejora en la calidad de vida a través de las exportaciones de soja, trigo y carne.
¿Es una señal de debilidad?
–La estructura de exportaciones argentina permaneció estancada, se siguen exportando las mismas cosas, productos primarios. A diferencia de Argentina, Corea del Sur mejoró y modernizó continuamente su estructura exportadora. Hay que mejorar los productos agropecuarios y diversificarse hacia las exportaciones de manufacturas industriales. Incluso en las exportaciones agropecuarias que pueden mejorar. Argentina tiene mejor vino que Chile, pero en Inglaterra recién se está empezando a conocer. Los chilenos han sido mucho más efectivos en el marketing y poniendo etiquetas muy lindas.
¿Cuánto duran los procesos de desarrollarse?
–Ese es el punto. Tomemos el caso de Nokia. La empresa finlandesa comenzó como un conglomerado maderero y en 1960 decidió abrir una división electrónica que dio ganancias por primera vez en 1977. Fueron necesarios 17 años para que diera beneficios. Las pérdidas se compensaban con los ingresos de otras empresas del grupo. Algo similar sucedió en Japón, donde la industria automotriz necesitó entre 30 y 40 años de proteccionismo y subsidios para volverse competitiva. En estos procesos fue fundamental el rol del Estado y las regulaciones para asegurar el éxito de esos sectores.
¿Algunas culturas son incapaces de desarrollarse?
–Algunos piensan que los coreanos y japoneses se desarrollaron porque tienen una cultura adecuada, trabajan duro y ahorran mucho. Mientras que países como Argentina no tuvieron éxito porque les gusta bailar tango, tomar mate y son vagos. Eso es totalmente mentira. A los coreanos nos encanta gastar. Mucho de lo que se piensa de las culturas de los países es el resultado de las políticas económicas.
¿En qué sentido?
–Hacia fines de los ‘80 y comienzos de los ‘90 el ahorro de las familias en relación al PIB en Corea del Sur era del 20 por ciento. Hoy el ahorro en Corea ronda el 1 por ciento del PIB, entre los más bajos del mundo. De acuerdo al estereotipo racial, los países latinoamericanos deberían tener ahorros más bajos. Pero no es así. En Brasil el ahorro privado es del 7 por ciento. Las raíces del desarrollo son políticas, pero esto no quiere decir que los elementos culturales sean irrelevantes. Cada país tiene su historia. Estas “explicaciones culturales” sobre el desarrollo económico son una justificación ex-post de lo que ya sucedió.
¿Por qué en pocos años los coreanos pasaron de ser de los más ahorrativos del mundo a uno de los de menor ahorro?
–Es el resultado de las políticas económicas. Después de la crisis de 1997, los bancos dejaron de prestar a la producción y pasaron a prestar al consumo, donde hacen más dinero. En ese sentido, los bancos de desarrollo son fundamentales. Los bancos comerciales no prestan para el largo plazo. No hay créditos a largo plazo. Son necesarias instituciones como el Bndes en Brasil o los bancos de desarrollo en Corea del Sur y Japón, que prestan a largo plazo para financiar el desarrollo.
¿Qué lugar deben ocupar el FMI y el Banco Mundial?
–Algunos quieren abolirlos, yo no. Si se eliminan las instituciones multilaterales sin importar cuán imperfectas sean, todo se reduciría a negociaciones bilaterales. Donde los Estados Unidos torcerían los brazos de Argentina, Guatemala o Taiwán e impondrían políticas aun peores. Nos quejamos del FMI, pero si se ven los tratados de libre comercio que Estados Unidos tiene con los países en desarrollo, son mucho peores. Hay que reformar esas instituciones. La estructura de toma de decisiones está armada de acuerdo a la distribución de poder económico de 1944, con muy pocas modificaciones marginales. Hay que destruir el poder de veto de Estados Unidos y otorgar más representatividad a los países en desarrollo. Además, las condiciones para acceder a los préstamos son demasiado intrusivas. Imponen el mismo grupo de políticas para todos los países. El mismo talle les entra a todos; esto debe cambiar.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3930-2009-06-25.html
domingo, 14 de junio de 2009
Universidad
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jueves, 14 de mayo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
El mejor capítulo de los simpson
lunes, 23 de febrero de 2009
“Somos coyas, con mucho orgullo”
–¿Cuál es el balance que hacen de 2008?
–Muy positivo. Publicamos un anuario con todas las cosas que hicimos. Inauguramos la Sede Central, que tiene consultorios de todo tipo y hasta un tomógrafo, porque para nosotros la salud es primordial; la sede, además, tiene un polideportivo, pileta y un museo. Hicimos la Red de Organizaciones Sociales de Jujuy y armamos la Constituyente Social, a la que vinieron dirigentes de todo el país, de Latinoamérica y del mundo. Y también inauguramos la Cooperativa Textil, donde trabajan 400 compañeras. Las fábricas que tenemos son un orgullo; no son recuperadas, fueron construidas con muchísimo esfuerzo y ganas, pensando en el futuro. En la organización decimos que hay que ser conducción pero en serio, tratando de beneficiar a los compañeros que lo necesitan. Porque es fácil ser conducción cuando te dan todo de arriba: lo hemos visto en varios casos. Hay sectores políticos que se quejan porque nos dan plata, pero te ponés a ver y a muchos sectores les han dado, y quizá más que a nosotros.
(...)
–¿Cuántos afiliados tiene Túpac Amaru, y cuántas personas trabajando? ¿Qué sueldos tienen?
–Según el trabajo de cada uno, de 800 para arriba. Hay compañeros que llegan como a 2000. Tenemos 70.000 afiliados y alrededor de 4500 trabajando. No nos conformamos sólo con vivienda: por ahí vamos a Buenos Aires a hacer otra clase de trabajos, cunetas, veredas, escuelas.
–¿Qué fabrican en la textil, cómo les está yendo?
–Bien. Tenemos un convenio con Nación: hacemos 30.000 guardapolvos por mes; nos los dan cortados y acá los armamos. Pero en realidad fabricamos toda clase de ropa. Y tenemos algunos convenios en Salta, en Tucumán. En las distintas fábricas que tenemos en Jujuy nos piden ropa de trabajo. Nos damos un año para poder entrar en el mercado comercial. Lo mismo nos está pasando con la fábrica de bloques y adoquines, y con la metalúrgica.
–¿Qué produce la metalúrgica?
–Puertas, ventanas, caños. El año pasado salíamos a comprar eso, para las viviendas: éste ya no, los hacemos nosotros mismos. Y también los usan compañeros de otras organizaciones sociales. Hay intercambios: Argentina Grande (una ONG) por ahí nos compra bloques y nos vende bachas y mesadas, que fabrican ellos. Así hemos formado una red de ocho organizaciones. Cuando necesitamos, salimos juntos a pelear obras. Normalmente, cuando se hace una marcha, somos 20.000 compañeros. Para la ciudad es grande. Cuando se hace una convocatoria provincial es cuatro veces más grande. No peleamos solo para la Túpac, peleamos para el que menos tiene. Y no es que estemos construyendo viviendas porque queremos candidatearnos este año, no. Las organizaciones sociales no vamos a candidatearnos a nada, no nos interesan las elecciones, nada.
(...)
–¿Qué planes tienen para este año?
–Tenemos planificados la universidad y construir el secundario en el barrio nuestro, Alto Comedero, donde hoy ya están viviendo cerca de 1400 familias. Hoy estamos teniendo entregadas 2300 viviendas en toda la provincia. A los compañeros que realmente necesitan, ¿no? Entregamos viviendas por intermedio de asambleas de cooperativistas. Hay 900 delegados en la provincia.
–¿Por qué la organización se llama Túpac Amaru?
–Porque es el que representa a nuestros antepasados.
–En la simbología de la organización también aparecen las caras de Evita y del Che Guevara.
–Es que también ellos nos representan.
(...)
–¿Cómo ve la situación en Bolivia?
–La verdad es que es sorprendente el Evo. El representa Latinoamérica indígena. Es nuestra figura ejemplar. Está cumpliendo con lo que había prometido y más. Está ayudando a muchísimos hermanos aborígenes que hasta hace poco no tenían nada y hoy, mínimamente, tienen un subsidio y están empezando a trabajar. Antes de que asuma había mucha mamá, mucha gente que no sabía leer ni escribir. Y hoy es impresionante cómo está trabajando, cómo está impulsando a los jóvenes para que estudien, para que entren en la universidad, para que levanten Bolivia. Se está moviendo, Bolivia. Antes había un sector muy reducido que decidía todo: hoy el Evo está haciendo participar a todos los sectores. Es revolucionario. No hace falta levantar un arma para hacer la revolución. Y el Evo hizo eso. Un cambio social muy fuerte está haciendo. Ellos nos ayudan a nosotros a seguir construyendo un nuevo país, un nuevo Jujuy. Lo consideramos nuestro referente territorial.
(...)
–Fuera del país, suele asociarse al argentino con el porteño o el bonaerense. ¿Se siente argentina, parte de un grupo que es más grande o diverso? ¿Ser coya es ser argentino, también?
–Qué pregunta esa, has metido la mano en un lugar clave. Antes de ser argentina, soy americana. A las banderas las han traído los españoles, los italianos, así como trajeron la cruz. Antes teníamos las whipalas, nuestros sembradío, nuestra propia cultura. La historia que cuentan los libros no es mi historia. La nuestra es de antes de Belgrano y San Martín. ¿Por qué no cuentan cómo nuestros antepasados defendían nuestros apus, cerros, huertas? La historia desde Colón significó esclavitud. Yo me siento de América: antes no había Bolivia, Brasil, Argentina. La división de países la hicieron ellos. Y la levanto a la bandera argentina por una cuestión de... no sé, a lo mejor de patriotismo. Si ya no-sotros somos más América y Argentina que los mismos porteños, que por ahí no tienen una cultura propia con la que identificarse.
–Justo le iba a preguntar por la mezcla. Porque, de hecho, estamos hablando en castellano. Y más allá del avasallamiento histórico, lo cultural incluye cosas terribles y otras también valiosas, que ya formarán parte de su misma identidad.
–No, yo no las quiero las cosas de ellos. La otra vez un antropólogo italiano me decía que nos tenemos que reconciliar. Y yo le decía: “Yo no me tengo que reconciliar con vos. Son ustedes los que nos tienen que devolver todas las cosas que se robaron de nosotros”. De nuestros abuelos. Nos tienen que devolver toda la arqueología que se han llevado para Europa. El día que nos empiecen a devolver, hablemos de reconciliación. Antes no. Yo no fui a invadir Italia o España, a profanarles una tumba para ponerla acá, en una vidriera. Y tampoco maté gente. No maté hermanos de ellos. Ellos sí hicieron eso con nosotros. Y no mataron a uno: a nombre de la liberación, de la cruz, de la reina y de no sé qué carajo más, mataron a muchos. Nos robaron lo más valioso, nos quisieron robar hasta la identidad. Se llevaron todo. Porque los materiales los podés recuperar, pero la identidad, no.
miércoles, 18 de febrero de 2009
Amor-odio
lunes, 9 de febrero de 2009
lunes, 26 de enero de 2009
sábado, 17 de enero de 2009
El post mas triste del mundo
Adiós Juventud
No puedo esconder las canas
Adiós Juventud las ganas
De volver a salir
A marcha camión
A grapa y limón
Me queda un verso por decir
Antes de partir
Adiós Corazón
Adiós Carnaval
(Adiós Barrio Sur)
El tiempo no pasa en vano
Adiós Barrio Sur la mano
De unos cuantos fue cruel
No les convenció
El borocotó
Un nuevo cementerio ven
Les parece bien
Adiós a Cuareim
Adiós al talud
(Adiós Corazón)
El cuerpo ya no responde
Adiós Juventud adónde
Voy a ir si no estás
Parezco un Pierrot
Que triste quedó
Con el recuerdo de un disfraz
Que no sirve más
Adiós Marabú
Adiós Carnaval
(Adiós Juventud)
Prometo volver entero
Adiós Carnaval espero
Recorrerte otra vez
Cantarle al rigor
Un nuevo cuplé
Hasta que el rulo del tambor
Marque otro final
Adiós Carnaval
Parece mentira las cosas que veo
Por las calles de Montevideo